Noticia falsa
10 de abril de 2018
Este lunes inició como suelen hacerlo todos los días de la semana, conmigo en la cama y el timbre de mi guasap avisándome que tenía mensaje, se trataba de una fake new –eso supuse- que informaba sobre un comunicado de Donald Trump, donde el tipo anunciaba que siempre no se construiría el muro, ni se desplegarían tropas sobre la frontera; además, daba a conocer una orden presidencial recién emitida, para dejar libre el tránsito de personas entre México y EEUU, por lo cual ya no habría necesidad de visa ni pasaporte.
Lo mejor era el cierre de la nota, pues según ella la nueva actitud del presidente gabacho era porque, debido a una confusión, pensaba que el programa La Feria –que dignamente dirijo- se había cancelado de manera definitiva, pero al quedar aclarado el malentendido con el anuncio de su reinicio este mismo lunes, la relación bilateral entraba a una etapa de concordia y feliz vecindad, al garantizar a todo el pueblo de Norteamérica el derecho a seguir disfrutando de ese artículo de primera necesidad.
¡Ah raza! Pensé, cómo sacan simpleras.
En eso, comenzó a escucharse un ruido raro en el exterior de mi humilde jacal con alberca, a la vez que entró llamada del director de Radio UAS; “Jorge, te mandé una nota que acaba de darse a conocer y tiene alcances internacionales, de hecho el rector fue avisado antes de que van a pasar por ti a tu casa, y te felicita por esta nueva etapa de tu programa que ahora se producirá en Washington D. C., a la vez que te agradece tu colaboración con Radio UAS durante todos estos años…
No supe que más decía el Willy, pues un grupo de Navy Seals irrumpió en mi recámara para llevarme en vilo hasta un helicóptero, parado sobre la carretera a Culiacancito, de donde despegó para llevarme a una garita fronteriza que nunca supe en qué lugar estaba; los guardias fronterizos, me indicaron caminara sin voltear atrás hacia el lado gringo, donde otro grupo de sus homólogos cumplía función semejante, pues un hombre de civil comenzó a caminar hacia nosotros; excuso decirles, mi confusión mental era absoluta, demasiadas cosas en tan poco tiempo no me dejaban poner en orden mis ideas, pero cuando el otro sujeto pasó junto a mí dirigiéndome una mirada neutra, lo reconocí y me apaniqué.
¡No mamen! Grité con desespero ¡Me están intercambiando por el chapo guzmán!
En ese momento desperté.
Un día antes, un grupo de radioescuchas, colaboradores y amigos de La Feria, habían estado en mi casa para descomunal carne asada, organizada por ellos con el pretexto del fin de las vacaciones del programa; como soy muy dado a dejarme querer, a todo lo que me ofrecieron les dije que sí: cabrería, quesadillas con queso, frijoles charros, guacamole, cebollitas asadas, chorizo español y chorizo argentino, asientos, buñuelos, pastel, todo rociado –en mi caso- con una coca cola tres litros. La comilona inició alrededor del mediodía hasta ya cercanas las diez de la noche, un lapso en el que deje de tragar nada más las veces que fui al baño, aunque recuerdo por lo menos dos ocasiones de excepción, así que ya se podrán imaginar.
Al escribir estas líneas, estoy sufriendo todavía los estragos de la mala noche que pasé, sin contar que es hora que aún no voy al baño; de hecho, ya le avisé a Higuera Laura para que JAPAC tome sus providencias. Cosa más horrible, la pesadilla final fue lo de menos, la neta. Juro no volver a hacerlo.